Somebody In New York Loves Me
Siempre celebro ver el talento y la energía de la gente joven dedicado a los que han quedado fuera, al noventa y nueve por ciento; los de abajo y los que están dispuestos a luchar por una oportunidad justa en la vida. Estas fotos representan un intento de honrar a los que corren riesgos, a los que están dispuestos a luchar, a los que son capaces de celebrar el aliento de la vida y el cuerpo y el espíritu humanos ¡Qué mejor uso para una cámara!
Lou Reed
Este es un ensayo fotográfico sobre la soledad y la desconexión. Se trata de la realidad que viven algunos de los habitantes de esta fascinante, pero también aplastante ciudad, símbolo del capitalismo contemporáneo.
Muchos fotógrafos neoyorquinos viajan a otros países registrando nuestras calamidades. Este proyecto los retrata a ellos, a los neoyorquinos, en su evasión de la realidad como respuesta a estereotipos de felicidad y belleza imposibles de alcanzar.
La inspiración más íntima de este trabajo proviene de la necesidad urgente de plantear la inviabilidad de las sociedades de consumo como modelo para el futuro de la humanidad y del planeta, primero porque no es cierto que todos podemos consumir libremente, ya que a la mayoría de la población en el mundo entero (y Nueva York no es la excepción) apenas le alcanza lo que recibe en sus trabajos de esclavismo asalariado para subsistir; y segundo porque el consumismo exacerbado que promueve el capitalismo, aunque sólo lo practique una minoría, es una de las principales causas de la catástrofe ambiental que estamos presenciando.
Las fotos aquí expuestas son cien por ciento documentales y fueron tomadas en dos etapas. La primera fue en 1994, cuando recién comenzaba mi carrera como fotógrafo y viví en Nueva York por seis meses, registrando la vida callejera en negativo de 35mm blanco y negro. La segunda etapa fue en el 2011, cuando regresé por tres meses gracias al apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y del Consejo Nacional para la Ciencia y la Tecnología, y continué el registro de diversos personajes, principalmente en la isla de Manhattan, ahora a color y en formato 35mm digital. Una señora con un costoso abrigo de piel, un hombre elegante y rabioso gritando a todos y a nadie, gente viviendo y muriendo en el metro, convirtiéndose en desechos; todos con algo en común: la desesperación, la soledad y la desconexión.
¿Qué determina a la especie humana? ¿Dónde quedó el sentido comunitario inherente a nosotros? ¿Por qué un “puñado” de egoístas menor al uno por ciento de la población mundial logra imponer sus reglas y someter al resto?
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